Autora: Elena Laguarda
Diciembre llegó, y con él la presión por encontrar el regalo perfecto para esta navidad. ¿Qué pidió en la carta que escribió a Santa?, ¿dónde conseguirlo? Todo para no romper con su inocencia y permitirle creer que la magia existe. Para lograrlo muchas veces estiramos el presupuesto o lo rompemos porque la mercadotecnia cumple su función de hacerle creer, con anuncios espectaculares, que eso que desea como regalo es una necesidad imperante en su vida, aunque sea costosísima. Nuestra recompensa por lograr tal hazaña se convierte, en el mejor de los casos, en ver cómo se enchufa con fascinación a algún videojuego y se va desconectando de nuestra presencia; en el peor de los casos: que se emocione hasta el tuétano para después dejar olvidado el regalo en algún rincón en el que vivirá para siempre.
Somos una sociedad de consumo, y eso hace que ningún regalo sea suficiente, siempre queda el hueco de lo que nos hace falta, añoramos algo nuevo, algo que no tenemos. Para probar mi punto, algunas preguntas: ¿tu hijo o hija podría nombrar todos los juguetes que posee?, ¿recuerdas qué le regalaste la navidad pasada?
Frenemos esta locura, aquí algunos consejos para tomar en cuenta:
El precio de lo que quieres regalarle debe estar dentro de un presupuesto realista. No debemos comprar un regalo exorbitante, está bien no tenerlo todo, eso nos enseña a valorar lo que sí tenemos. La vida no es una carrera para obtener cosas materiales.
Debe corresponder a su momento de vida para que lo disfrute plenamente. No le invites con un regalo a pensar que puede adelantarse a su edad, romper las reglas para tener una experiencia que aún no le corresponde vivir.
Que vaya acorde a los valores que le quieres transmitir en la vida. Por ejemplo, darle algo muy costoso sin que se tenga que esforzar por obtenerlo le quita la posibilidad de sentir orgullo por su capacidad de logro, no le permite añorar y establecerse metas en la vida. La tecnología en esto suele ser una trampa, pues a veces no tiene la capacidad cognitiva aún para cuidarse en el mundo virtual y no le acompañamos a aprender a hacerlo, lo cual le pone en riesgo.
Piensa bien cuánto tiempo de su compañía quieres regalarle a la tecnología. Si aquello que le comprarás implicará que se desconecte de las experiencias que pueden disfrutar como familia en esta época.
No todos los regalos tienen un precio económico, y a veces son los que más disfrutamos porque implican el pasar tiempo juntos, envían el mensaje de que somos importantes para la otra persona, que nos aman.
Mis hijos hoy son mayores de edad, pero aún hay un regalo que piden cada navidad: la chequera de experiencias. Sí, un conjunto de papeles que asemejan una chequera, en la cual cada cheque es un vale para disfrutar una experiencia que invita a tener un encuentro significativo va desde un masaje en los pies, una guerra de almohadazos, salir a tomar un helado, o hasta cumplir su deseo de ir algún museo especial un fin de semana. La promesa de que se hará el tiempo para pasar un momento significativo cada vez que lo necesiten, que se puede disfrutar la vida en común. Tengo muchos talones vacíos de esas chequeras que me recuerdan todo lo que vivimos juntos, esa es una buena tradición navideña que heredar.
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