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Sexualidad en tiempos violentos


El 16 de agosto de 2019 se realizó una marcha más en la Ciudad de México para protestar por la imparable violencia contra las mujeres y tres días después vimos una nota del periódico Milenio: "17 mujeres asesinadas, desde día de la marcha".

Tres días, 72 horas. Baja California, Puebla, San Luis Potosí, Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Hidalgo, Michoacán fueron los estados donde las hallaron. Una acuchillada, otras golpeadas, tiradas en un barranco, con señales de abuso sexual, con un balazo en la cabeza, otra ahorcada, una más acribillada en su auto. Esos son los hechos. Nada de exageración.

¿Cómo no sentir rabia ante esa realidad?

¿Cómo deshacerse de la impotencia porque seguramente no habrá un investigación pulcra para sancionar a los autores de tales agresiones?

¿Cómo debían reaccionar las jóvenes asistentes a la marcha que desde que nacieron, hace 20 o 25 años, han vivido un contexto violento cada vez más crudo y normalizado?

Creemos que las expresiones de enojo mostradas hasta el cansancio por varios medios de comunicación son válidas ante tal panorama. Nunca una revolución ha sido posible con expresiones dóciles y buenos modales. El tamaño de la violencia contra las mujeres en un país donde asesinan a nueve o diez al día, amerita gritos, pintas y por qué no, romper vidrios y quemar papeles. Fue la forma en que dijeron ¡Basta!... y no fue suficiente, porque continuaron matando mujeres.

Nos preguntamos qué debemos hacer para detener tanta violencia. La respuesta a nuestro alcance es rescatar la empatía y la capacidad de asombro por el dolor del otro. 

¿Cuándo perdimos esa forma de relacionarnos? ¿Por qué dejamos de preocuparnos por el otro? ¿Es tanta la violencia que sólo nos importa que "los nuestros" estén bien? ¿Imaginamos que la violencia no nos alcanzará?  


¿Y por qué hablamos de este asunto si somos una asociación dedicada a temas de sexualidad? La respuesta es sencilla: estamos educando a niños, niñas y adolescentes que están viviendo su sexualidad en un entorno de violencia. Debemos protegerlos de ella, pero también evitar que la repliquen.


Aquí les compartimos algunas sugerencias para lograrlo:


- Conversa con tus hijos e hijas sobre lo que está pasando y escucha sus sentimientos al respecto.

- Enséñale a tus hijos varones que este problema no sólo es de mujeres, que ellos son parte de la construcción de un entorno de equidad para todos.

- Infórmate sobre lo que es el feminismo: una lucha por la equidad de oportunidades, no es un movimiento que tiene a los hombres como enemigos. - Cuestiona todos los estereotipos de género que propagan la generación de hombres violentos y mujeres sumisas.

- Hazte cargo de la violencia que ejerces y busca nuevas formas de relacionarte.

- Mujer, si vives violencia busca ayuda. No estás sola.

- Hagamos de nuestros hijos e hijas activistas que luchen por mundos mejores para todos. La trinchera no sólo está en las redes, sino en casa y las calles.


Fotos: César Martínez, CIMAC.

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