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Más de 20 años
de experiencia

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Nacimos con el Siglo XXI

Durante el nuevo milenio, el estudio, el conocimiento y la visión sobre la sexualidad humana ha avanzado vertiginosamente, lo que significa retos permanentes para el proceso educativo en este tema.

La aparición de la pandemia de COVID-19 agudizó el contacto con el mundo virtual y eso ha generado nuevos retos para la familias, mismos que desde Sexualidad ATI identificamos y abordamos en conferencias y talleres. Nos toca aceptar que la escuela y la familia ya no son la única fuente de educación, también lo son el Internet, los videojuegos y demás tecnologías de las cuales una gran parte del mundo adulto está alejado.

Infancias y adolescencias están en contacto con dispositivos tecnológicos que les acercan contenidos con temáticas de violencia explícita, terror cargado de sadismo y pornografía. Esos elementos pueden guiar la trama de una película, de un videojuego o de series y videos disponibles en Internet. Es casi inevitable que se queden al margen de ellos, así que frecuentemente están expuestas a situaciones que no pueden procesar debido a la etapa de desarrollo psicosexual en la que se encuentran, pues quienes crean contenidos dejan en los consumidores la decisión de elegir con qué entrenerse.

En los últimos años hemos visto a infancias, adolescencias y personas adultas con menor empatía y tolerancia, con dificultad para el autocontrol y para postergar, con menor capacidad para socializar, imaginar, crear y lograr momentos de calma. 

 

Quienes vivimos en la adultez vivimos una era tecnológica que nos rebasa y no hemos sabido dosificar el consumo de ella. Nos convertimos en dependientes tecnológicos que modelamos a las personas más pequeñas en casa que no sabemos autolimitarnos ni decir ‘no’ cuando es necesario. Reencauzar nuestra relación con la tecnología nos permitirá establecer vínculos más empáticos con todas las personas.

En más de dos décadas de trabajo nos ha tocado ver cómo la violencia sexual que se presenta, por ejemplo en la pornografía, a la que cada vez se tiene acceso a más temprana edad, impacta en la calidad de los vínculos que establecen niñas, niños y adolescentes. Nos toca darles herramientas para identificar el abuso o la violencia que les ayuden a ponerse a salvo, aún cuando la mayoría de las veces quienes generan esa agresión sean adultos cercanos.

A las familias siempre nos preocupa que nuestros hijos vivan algún tipo de abuso, a Sexualidad ATI nos ocupa educarlos también para que no se conviertan en abusadores en el futuro. Nos toca ir en ambos sentidos para lograr una sociedad más justa y noble.

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